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lunes, 4 de junio de 2012

Circus!

POR UN MUNDO DE RESPETO ENTRE ESPECIES
DONDE LOS ANIMALES LIBRES DEBEN ESTAR
LES DEDICO A TODOS ESTE RELATO
NO MÁS CIRCOS CON ANIMALES...

MÉXICO Y LATINOAMÉRICA, UNIDOS POR LA CAUSA JUSTA.

La carpa espectacular se alza sobre el suelo, majestuosamente de la noche a la mañana. En todas las calles alguien ha puesto letreros en las paredes, pegados en los postes, e incluso sobre las bancas del parque. ¿Y cual es el evento que magnificará la gloria de la ciudad? El grandioso Circus!, un circo ambulante que pasa por cada pueblo del país, deleitando a los asistentes, que cada vez son más.

Pronto, la fila de personas se hace inmensa, abarcando varias calles y manzanas. Gente ansiosa y emocionada de ver el mejor espectáculo circense del mundo, el cual está mejor explicado con su enorme anuncio:

CIRCUS!

EL MEJOR ESPECTÁCULO CIRCENSE

¡AHORA EN TU CIUDAD!


SÉ PARTE DE UNA EXPERIENCIA


INOLVIDABLE


DOMADORES DE BESTIAS EXÓTICAS


BAILARINAS


ANIMALES AMAESTRADOS


¡Y MUCHAS SORPRESAS MÁS!

La gente había llegado inmediatamente, ya que la principal atracción estaba subrayada: Animales Amaestrados. Era de suma importancia saber que el hombre tenía el poder absoluto en todo, inclusive en los animales más peligrosos e inimaginables que nadie más haya podido concebir. A las personas en cualquier pueblo o ciudad les encantaba ver a los humanos subyugar a las bestias que, en otras circunstancias, serían depredadores de hombres.

Mientras la fila avanza hacía la taquilla, para sorpresa de todos, salen de las carpas aledañas una docena de acróbatas, algunos payasos, y demás integrantes del circo. Muchos salen dando piruetas, extraños mortales, brincos y caídas graciosas, y las bellas bailarinas caminando sensualmente, dando vueltas gráciles, y guiñándole el ojo a varios de los asistentes masculinos.

Una de ellas, la más hermosa de todas, es una hermosa mujer de casi 1.90 de estatura, de cabello pelirrojo suelto, coronado con un grandioso bombín negro, ojos penetrantes de un color azul intenso, enormes pero delicadas manos, y  una singular forma de caminar. Lo más impresionante de todo era la boa pitón albina, que no hacía demasiado contraste con su blanca piel, que traía enredada en el cuello, sostenida por los hombros. Incluso las mujeres más celosas voltearon a ver a la mujer, sorprendidas, e incluso asustadas. La pitón descansaba tranquila, moviendo lentamente la cabeza, buscando el olor con la lengua que entraba y salía de forma rápida.

-Bienvenidos a Circus! El espectáculo circense que cambiará su forma de pensar. Mi nombre es Eva, y seré su anfitriona esta noche. Si el espectáculo no los deja absolutamente satisfechos, les regresamos lo que hayan gastado, además de una experiencia sumamente atrayente y que jamás olvidarán. Les prometo que, tras esas puertas, guardamos sus más grandes anhelos, y sueños, y además, el espectáculo no podría estar completo sin las bestias salvajes, domadas de una manera nunca antes vista. Los veré adentro, mis queridos amigos...-, dijo Eva, mientras mecía con soltura al pitón entre sus manos, y se acercaba cariñosamente a uno de los asistentes formado en la fila, a quien le dedicó un "beso de gato" en la mejilla. (Es decir, lo lamió...)

Después de casi 2 horas de fila interminable, de la cual solo la mitad pudo ingresar a la taquilla, el circo estaba lleno. Todos estaban por completo emocionados, mientras los vendedores recorrían los pasillos ofreciendo palomitas de maíz, algodones de azúcar, manzanas con caramelo, papas a la francesa, y sodas, aguas y demás bebidas refrescantes. Las luces, que se encontraba en lo alto de la enorme carpa amarilla, roja y púrpura a rayas, apuntaban directo a la pista, llena de aserrín, y rodeada por unas estructuras de madera que parecían bancos de parque o jardineras. El staff técnico había empezado a abrir aquellas estructuras, y del interior, sacaban unas grandes rejas, que se unían con las demás a través de cadenas, como si en su interior fueran a soltar criaturas demasiado feroces como para no mantenerlas cautivas.

En los asientos de los espectadores la cosa era distinta a otros circos. El espectáculo Circus! ofrecía a sus invitados una especie de broma particular, poniendo cinturones de seguridad como en los aviones, a fin de que los espectadores "viajaran seguros a través del mejor vuelo de sus vidas". Todas las personas debían de abrocharse los cinturones, y al menos que fueran voluntarios en uno de los actos, podían soltarse. De repente, las luces principales se apagaron, y las secundarias empezaron a crear un verdadero festín para el sentido de la vista. Y sin que nadie lo esperara, desde un agujero en el centro de la pista, emergió la escultural Eva, entre gritos, chiflidos y muestras de cariño de todo público, en especial de los hombres.

-Bienvenidos a Circus! Aquí experimentarán algo mejor que la mejor droga experimental, y sentirán mil veces más delicioso que la mejor caricia de sus parejas. Invito y pido que uno de ustedes, de preferencia un varón, a quien le guste el arte de domar animales, venga conmigo, para el acto final. ¿Quién dice yo?

Eva podía escucharse ingenua y hasta inocente, cuando hizo la petición, a la cual contestaron casi todos. El elegido fue un hombre, un macho corpulento, de cara dura y de aspecto temible. Se acercó a donde lo esperaban un par de chicas bailarinas, que lo guiaron hasta donde estaba Eva. El hombretón la miró, con ojos de deseo, como una bestia salvaje, pero Eva no se inmutó en absoluto, y aunque ya no traía el pitón, se veía igual de sensual.Tomó al gigantón de una mano, y alzó el brazo derecho, como haciendo una señal:

-¡Qué comience el ESPECTÁCULO!-, gritó la muchacha, mientras ella y el hombre desaparecían de nuevo por el agujero en la pista. De inmediato, las chicas bailarinas aparecieron, para efectuar una danza con disfraces de gatos. Todos aplaudían, chiflaban más fuerte, y otros más se aventuraban que vendrían los tigres, o incluso enormes leones.Las bailarinas empezaron a salir de la pista, y unas enormes jaulas, cubiertas con cortinas, y jaladas por un par de hombres musculosos y jóvenes. Con las manos que no jalaban las jaulas, cuidaban y acarreaban a unas enormes hienas, que parecían demasiado pacíficas, ya que no iban atadas con cadena, ni gruñían con la presencia de los enormes látigos.

-Buenas noches, amigos de lo extremo. Mi nombre es Ramón y mi compañero se llama Tristán. Somos los expertos domadores de unas criaturas asombrosamente mortíferas. Son cuatro ejemplares de unos animales que harían erizarle la piel a quien sea. Incluso nosotros seguimos temiendo la fiereza de estas terribles criaturas. ¡Con ustedes, los llamados Monstruos Bípedos!

A la orden de Ramón, dos chicas del ballet jalaron las cortinas. En las jaulas había dos hombres en cada una, desnudos por completo, acorralados hasta el fondo de los barrotes, como temiendo que los domadores abrieran las puertas. La gente en el recinto exclamó con un sonoro ahogo de sus gritos y chiflidos, nadie más aplaudió. Todos miraron atentos hacía las jaulas, donde Tristán se disponía a abrirlas, mientras Ramón acomodaba los clásicos banquitos que se usaban para poner a los tigres sentados encima.

Cuando las jaulas fueron abiertas, los cuatro hombres desnudos corrieron hacia los banquitos, dándole la espalda a la mayoría de los asistentes.Las hienas lanzaban dentelladas, y sus características "risas" hacían estremecer hasta al más valiente. Los dos animales daban vueltas alrededor de los cuatro banquitos, buscando poder morder a alguno de los hombres. Algunas personas trataron de quitarse los cinturones, pero era imposible. Al parecer, los dueños del lugar querían que todos vieran, e incluso que aprendieran...

-Estos cuatro engendros de la naturaleza, bestias salvajes y sin pensamiento, fueron domadores de circos que no existen gracias a nuestro diesel y cerillos. Ahora son nuestros, y nosotros los domamos. Tristán, enséñales como se hace amigo...

El muchacho levantó el látigo, y golpeando el suelo de la pista con él, hizo que los cuatro asustados hombres se levantaran en dos piernas. Algunos de los asistentes profirieron gritos, al ver que los muslos y las pantorrillas de los hombres estaban cubiertas de latigazos, al rojo vivo, otros ya cicatrizados. Parecía que a los hombres les dolía demasiado estar en esa posición. Ramón empezó a mover el látigo con tanta fuerza como era posible, y golpeaba sin piedad a los hombres, que daban vueltas sobre ellos mismos al compás de cada latigazo. Las hienas seguían con su caminata depredadora, mirando hacía arriba, escurriendo baba de sus bocas.

Entonces, uno de los hombres, el que tenía más latigazos, y a quien le temblaban más las piernas, tropezó del banquito, y cayó al suelo, dejándose inconsciente por el golpe tan fuerte. Todos ahogaron sus gritos, incluso los niños no decían nada, pensando que era algo más de as actuaciones. Ramón dejó de castigar a los demás individuos, y estos se volvieron a sentar, mirando al hombre desmayado sobre el suelo. Las hienas se fueron acercando lentamente, y cuando les faltaba un metro para llegar, se lanzaron de un brinco al cuerpo del hombre inconsciente.

Lo que veían todos era aterrador, y más por que por el impacto de los dientes de las hienas, el hombre despertó de su desmayo, y empezó a gritar, con alaridos de terror. Las hienas devoraban su piel, arrancaban sus músculos, y no se daban agasajo con las tripas que salían despedidas por la sacudida de la boca de los animales. Incluso, y muchos llegaron a escuchar, algunos huesos se quebraron sin piedad. Mientras las hienas se manchaban la cabeza hasta el cuello con la sangre, y los alaridos cada vez eran más débiles, Tristán fue arreando a latigazos a los demás individuos, y Ramón indicó que fueran cerradas las puertas de las jaulas.

-Así como este desdichado sufrió hoy la muerte más piadosa que podíamos darle, muchas otras criaturas de la naturaleza sufren casi la misma calamidad. Las demás criaturas no merecen ningún tipo de maltrato, por que no tienen culpa de nada, y no lo merecen. En cambio, este despojo de humanidad y vergüenza se lo merecía, y lo entendemos, por que Bianca y Medea, nuestras hienas hembras, ya tenían mucha hambre... Los dejamos con Eva, y el número final...

Cuando los dos domadores salieron de escena, despidiéndose de los asistentes, mientras las jaulas eran retiradas por el staff, del mismo agujero salió Eva, pero esta vez con una de sus puntiagudas botas sobre el cuerpo desnudo y encadenado del hombretón. Parecía una enorme bestia, amarrada al suelo, queriendo soltarse, con rostro de furia, y además de miedo. Parecía absorto, como si no supiera lo que hacía ahí.

-Este hombre que ven a mis pies quería llevarme a la cama. Y quería hacerme cosas tan indecibles que no quiero repetirlas nunca más. Afortunadamente el cloroformo hace su efecto rapidísimo, y ahora se los traigo, atado para el gran final. Si no los hemos hecho entender con esto, no habrá nada más. Circus! es una experiencia para aprender, no para sentirse humillados y asustados. Aprendamos a respetarnos como especie, pero sin faltarles el respeto a las demás. Y quien sabe, últimamente hemos estado viajando, desmantelando circos, destruyendo vidas que destruyen más vidas. No piensen encontrarnos, por que cada vez seremos uno distinto y más complejo.Y ahora, la más hermosa de las serpientes, mi querida Lilith, en el acto de amor más puro a los demás seres vivos... Adelante preciosa...

Eva deslizó a Lilith, la enorme pitón albina, por su brazo izquierdo. Se deslizó suavemente por el suelo, hasta encontrarse con el enorme cuerpo de aquel hombre, que luchaba por soltarse, aunque los grilletes de las manos se le habían desprendido de sorpresa. El hombre enorme sudaba de los nervios, y sentía miedo, cuando la enorme serpiente se le empezó a enredar en el cuerpo. Pronto, una fuerza inconcebible se cernía sobre sus costillas y pegaba sus brazos en los costados. El hombre cayó de lado, haciéndose daño con los grilletes de sus pies. La serpiente apretaba cada vez más y más fuerte, y el aliento del hombre se apagaba, mientras en su cara cada vez más amoratada se dibujaba un rostro de miedo, y de agonía silenciosa.

-Lilith... Tu Adán ya está servido...

Y mientras la serpiente digería poco a poco a su presa de casi 100 kilogramos, la audiencia, de pie, aplaudía...

Lilith. John Collier (1892)

viernes, 1 de junio de 2012

Poema de Amor en Esperanto (Traductor de Google)

Hoy me fío de la tecnología de Google y su traductor para crear un poema traducido al esperanto, un idioma artificial creado en 1887 por L. L. Zamenhof. Me inspiré en la idea de un poema de amor, pero más bien de un amor universal, al igual que el esperanto, que sirviera como una idea de idioma que fuese hablado por todas las personas del mundo. Así siento al amor: Universal, sin rostro, sin facetas, y sin ataduras:


(NOTA: La traducción al español estará debajo del poema en esperanto.  No hay que preocuparse mucho por pronunciarlo correctamente, ya que al no estar nosotros estudiados en este idioma, no es esencial para apreciarlo. Gracias.)


"Sonĝo de Amo"

Kiam amo 
flosante en la aero, 
la nebulo de soleco 
dispelas, baldaŭ mortos.

En la pluvo, mi povas kuri, 
sed sen vi, ne plu sentas la sama. 
La ĉielo estas malŝaltita, kaj la suno estas for; s
ubite mia koro rompigxos.

Viaj okuloj montris min 
kiel kredi pli en amo; 
tiuj okuloj, karamelo, 
tiel profunda, nek doloro ...

Mi flugis kun vi per mia flanko 
povon sen timo fali, 
ĉar via koro instruis min, 
cxar neniam lasi min gajni.

Kaj frue via amo kaj mia 
kune ili trovos, 
kaj la mondo realigos 
neniu iam disigi nin.

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"Sueño de Amor"

Cuando el amor
flotando en el aire está,
la bruma de la soledad
se disipa, pronto morirá.

Bajo la lluvia, puedo correr,
pero sin ti, ya no se siente igual.
El cielo se apaga, y el Sol se va;
pronto mi corazón se ha de romper.

Tus ojos me han mostrado
cómo creer más en el amor;
esos ojos, acaramelados,
tan profundos, sin dolor...

He volado, contigo a mi lado
sin temor de poder caer,
por que tu corazón me ha enseñado,
a no dejarme nunca vencer.

Y pronto tu amor y el mío
unidos se van a encontrar,
y el mundo se dará cuenta
que nadie jamás nos separará.



 
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