Cuento 1: Pablo y su primer amor (I)

Pablo y su primer amor.


Desde pequeño, uno puede sentir el amor más tierno y puro por alguien: por sus padres, sus hermanos, su mascota, o incluso algún juguete. Pablo conoció el amor de todos ellos desde pequeño, pero, casi sin pedirlo, llegó a su vida algo más.

Pablo tenía seis años, una edad tan tierna, cuando en la escuela a la que iba conoció a una niña. Su nombre era Rosa, aunque por su menudez y carisma, todos le llamaban Rosita. Era una niña preciosa, de largo cabello rizado, ojos como diamantes grises y la piel clara. Se la pasaba casi siempre sola, aprendiendo a leer con un cuento de dibujos que sus papás le habían regalado. A veces jugaba con las demás niñas, aunque siempre se le podía ver sentada, con su libro en el regazo y su almuerzo entre las manos.

El niño hubiese preferido mil veces seguir jugando a la pelota o a los piratas que hablarle a una niña solitaria a la hora del recreo. Pero ni los juegos ni sus amigos le dejaban esa extraña sensación de saber más de Rosita, de jugar con ella o, incluso, robarle un tierno beso en la mejilla. Sus papás se basaban, como casi todos los adultos que conocía y que se amaban. ¿Por qué no podría hacerlo él también? No tenía nada de malo...