Me gusta la idea irracional del hombre sucumbiendo ante el poder de la ciencia que no puede controlar, pero también bajo el yugo de la falsa creencia en un dios que nunca vino a ayudarlos. Me inspiro en la música de Enya, en las culturas antiguas con sus creencias, y en la modernidad al servicio de una ciencia que va en constante crecimiento.
Es una alegoría de la fortaleza del hombre a través de las sendas de creencia y de experiencia, una forma de salir adelante de los problemas a pesar de que todo haya sido "en vano":
He visto el alma del hombre
la constante e insaciable necesidad
de conocer todo y no aportar
nada a su escarpado ser.
La muerte es inevitable
y su ciencia la ha detenido
ahora claman por sus vidas
no para alargarlas, sino terminarlas.
Me miran desde la tierra
y yo volando, les contesto:
"Me dieron sobre ustedes el poder
y ahora, mis creadores, los he derrotado"
Todos los ejércitos, unidos contra mí
me han reducido, y han tomado mi ciudad.
En la fría y helada Antártida, mi dominio vil,
ahora ustedes vienen, a mi pueblo masacrar.
Y me obligan con orgullo
a mirar la destrucción,
y mis sentidos mejorados,
han captado ya el clamor.
Y las vidas se desvanecen,
al fulgor del fuego nuclear
que se lleva a mi pueblo
en un desgarrador gritar.
Y lloro, desespero,
por tratar de evadir,
este sentimiento,
de venganza para mil.
Y ahora que la ciencia los abandonó
y su dios no hizo caso,
yo, que soy el Anticristo,
a destruirlos me han obligado...
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