Music

jueves, 13 de agosto de 2015

5CREAM SIN REGLAS: La Reunión.

Hayden Panettiere como Kirby Reed.


-Hicks, tiene que ir a su casa de inmediato. Si el asesino cumple su amenaza, estos muchachos irán con usted para pedir ayuda. Hágalo por favor-, dijo el comandante Emmerson. Judy tomó sus palabras más cómo un consejo que cómo una orden.
-Muy bien. Manténgame informada de lo que haya pasado en casa de Simon. Estoy preocupada.
-No se preocupe, Hicks, la llamaré si es necesario. Ahora vaya y atienda a esos jóvenes.
Judy salió de la casa Riley para volver a subir en su auto. Mientras manejaba de regreso a su hogar, sintió que el pecho le oprimía el corazón. Ese había sido un anuncio terrible: y si el asesino había interrumpido el programa de Simon, no era buena señal. Rezó para que nada le hubiese pasado.
Al dar la vuelta en la esquina, miró hacia la entrada de su casa. Cerca de la puerta estaban dos chicos, uno delgado con gafas y el otro un poco más alto, de cuerpo medio y cabello negro peinado con esmero, ropa cara y cara de aburrimiento.
Judy se bajó del auto y caminó directamente hasta los dos jóvenes. Estos pusieron cara de asustados cuando la vieron llegar, en especial el chico bien vestido.
-Agente Hicks, ¿le pasó algo a mi amigo Simon?-, dijo el muchacho de las gafas. Ella lo conocía bien.
-No sabemos aún, Malcolm. ¿Y tú eres…?
El otro chico le dio la mano. Ella sintió la piel suave del muchacho rozándole la palma, y alcanzó a oler su colonia.
-Soy Cameron. Presiento que el asesino se refiere a mí de la peor manera. Fue muy descortés al hablar así de mí-, dijo el chico con una voz serena, con un tono que daba a entender que tenía miedo.
-No te preocupes, necesitaba decir eso para hacerte venir aquí. Aunque no dudo que haya más chicos con tus preferencias sexuales, pero por algo viniste tú y nadie más. ¿Te discriminan en la escuela?
Cameron asintió, metiendo las manos a los bolsillos.
-Siempre. Saben que eres gay y eres motivo de sus burlas más atroces. ¿Qué nos va a pasar, agente Hicks? ¿Puedo llamarte Judy?
Ella asintió.
-No pasará nada muchachos. Ahora vamos a esperar a los demás dentro, antes de que oscurezca. Vamos.
Judy subió por el pórtico para abrir la puerta de su casa. Hizo que los chicos pasaran, y antes de cerrar la puerta, escuchó que otro auto se detenía frente a la acera.
Del taxi bajó una chica pálida, de piernas torneadas y cuerpo delgado, con un vestido muy vaporoso y tacones altos. Su cabello pelirrojo iba atado detrás de la nuca, y llevaba un bolso en la mano derecha. Le pagó al taxista y corrió directamente hasta la puerta.
-¡Por favor, no cierre agente Hicks!-, exclamó la muchacha, con un inconfundible acento británico.
-Vamos Helen, no hay prisa…
Judy le sonrió cuando la muchacha le alcanzó. Con los tacones le pasaba por una cabeza, así que era extraño ver a una chica de edad menor que la suya desde esa altura.
-Gracias, agente Judy. Estaba con mis amigas en el centro comercial, y escuchamos el anuncio en mi celular. Creo que estoy en grave peligro y…
-A ver, esperen un momento-, interrumpió Cameron al ver a Helen entrar a la casa. -¿Tú eres la chica de las buenas calificaciones? ¡Es broma!
Helen miró a Cameron de reojo, acomodándose un mechón de cabello suelto en la frente.
-Para tu información, perra, lo soy. Tengo uno de los mejores promedios de la escuela y no deberías de…
-Muy bien, basta. Hay mucha tensión y no deberían estar peleando. Mejor apóyense, si es que de verdad quieren salir vivos.
Malcolm ni siquiera ponía atención. Estaba revisando su celular, platicando con alguien del otro lado en Facebook.
-¿Sucede algo, Malcolm?-, dijo Judy, mirando la cara de preocupación del muchacho, mientras Helen ocupaba un sitio en la estancia, lejos de Cameron.
-Nada especial, agente Hicks. Conozco a una de las personas que faltan en esta reunión, y que seguro nos ayudará con el caso. La “experta en películas”…
-Así que es otra chica-, dijo Helen, tratando de buscar su celular entre las cosas de su bolsa.
-Sí, pero no quiero arruinarles la sorpresa. Dice que estará aquí en unos diez minutos. Ella sabe más que yo de todo esto…
Judy asintió, cruzando los brazos, mientras se recargaba en la pared de la estancia, cerca de la puerta.
-Bueno, al parecer todos ustedes se conocen, menos Cameron…
-Acabo de mudarme hace poco. Tuve un incidente horrible en mi otra escuela, y no quería quedarme más tiempo. Mis padres se mudaron a Woodsboro esperando que la situación cambiara. Al menos ahora no ha ocurrido nada violento.
Cameron se levantó las mangas del suéter, mostrando una horrible cicatriz que abarcaba todo el antebrazo. Helen soltó un gemido.
-Intenté hacerlo horizontalmente, pero no funcionó. Hasta que encontré la respuesta en Internet. Me quedaron tan pocas ganas de vivir aquella vez, que ahora prefiero hacerle imposible la vida a otros.
Todos le miraron, preocupados y asombrados. Judy no dijo nada, hasta que sonó el timbre de la puerta. Caminó para ver quién era a través de la mirilla. Al percatarse que no era nadie sospechoso, abrió.
-Buenas noches, agente Hicks. ¿Puedo pasar?-, dijo el muchacho.
-Adelante, pasa.
Todos se voltearon a ver quién era el nuevo invitado, aunque la mayoría sabía la respuesta.
Ante ellos se levantaba un muchacho hosco, demasiado alto y fornido, con algo de sobrepeso. Iba vestido de negro, con botas de motociclista y chamarra de cuero. En la mano derecha llevaba un casco. Helen le miró las manos, que eran gruesas y callosas, sucias. A pesar de tener algo de barba y el cabello enmarañado, sus ojos café mostraban bondad y tranquilidad, como un incomprendido animal salvaje. Miró a todos de pasada, sin decir nada.
-Tal vez muchos ya conozcan a Javier. Él es…
-El mecánico de la gasolinera, ya lo sé-, dijo Helen, mirando de nuevo al muchacho. Este ni siquiera se inmutó.
-¿Pero por qué a ti? Es obvio que el asesino no se enfrentaría a alguien como tú, eres demasiado grande-, dijo Malcolm, sin dejar de ser sincero, pero también sin afán de molestar.
-No sé. Creo que es alguien a quién le cobré demasiado la reparación y no le gustó la idea-, dijo Javier, levantando el puño para saludar a Malcolm. Al parecer se llevaban mejor de lo que aparentaban.
-Muy bien. Siéntate donde quieras. Estamos esperando a alguien más.
Javier se dirigió hasta el último asiento libre del sofá, entre Malcolm y Cameron, quién no dijo nada cuando el enorme muchacho se sentó justo a su derecha, haciendo que su asiento se hundiera un poco.
-¿Y tú quién eres?-, dijo Javier. Cameron ni siquiera le miró.
-Cameron. Me acabo de mudar aquí.
-Ah…
Nadie dijo nada, hasta que Helen se animó a levantar la voz.
-¿Y por qué a nosotros? Nada tenemos que ver uno con el otro.
Javier le miró de reojo, mientras revisaba su celular, el cual tenía manchas de grasa y aceite. Cameron no dijo nada y Malcolm sólo se limitó a levantar los hombros.
-Tienes razón, Helen. Nada de esto es normal. Tenemos que averiguar con qué estamos lidiando. Aún falta una persona.
-La chica de las buenas calificaciones, el experto en tecnología, el muchacho que sufre acoso y yo, el gigantón. ¿Y la experta en películas?-, dijo Javier, sin quitar los ojos de su celular.
-Oh sí, ella… Es amiga mía, pero me parece que ya tardó demasiado. Voy a llamarle…
Pero en cuanto Malcolm se levantó para hacer la llamada, alguien tocó la puerta. Judy abrió ahora sin asomarse y se encontró con una grata y extraña sorpresa.
-Hola, agente Hicks. Lamento llegar tarde…
-Por Dios… ¿Kirby?
Judy había llevado los últimos reportes de la última masacre en Woodsboro en 2011, ayudada por el alguacil Riley. En ella aparecía una de las víctimas: Kirby Reed, la mejor amiga de Jill Roberts y quien se suponía no había salido ilesa de aquella horrible noche. Los reportes así lo mencionaban y el caso se cerró sin más.
-Lo siento si no avisé antes, agente. Mi caso es complicado. ¿Puedo pasar?
Kirby llevaba el cabello más largo de lo usual, con ese tono rubio tan brillante. Sus ojos verdes parecían preocupados, pero seguían mostrando inteligencia y astucia.
Judy acompañó a Kirby hasta la sala, mientras todos se volteaban a ver a la nueva invitada. Javier no dijo nada, pero Helen se quedó con la boca abierta: conocía el caso de Kirby, como todos en el pueblo, pero nunca se imaginó que ella siguiera viva. Malcolm se levantó y abrazó a su amiga.
-Me alegra verte, cuatro-ojos.
El muchacho le sonrió y volvió a ocupar su lugar en el sillón. Helen miró detenidamente a Kirby, para asegurarse de que no era una broma.
-¿Me pueden decir cómo es que ella está aquí?
Kirby miró a la muchacha pelirroja de pies a cabeza. Se sentó junto a Judy en el otro sofá.
-Para ser sincera, no morí. Sólo que no quería volver a ser el centro de atención de los morbosos. Y lo que no te mata, te hace más fuerte.
Javier dejó su celular de nuevo en el bolsillo de la chaqueta.
-Ella pregunta por qué estamos todos aquí si no tenemos nada que ver. ¿Tienes una respuesta?
Kirby asintió.
-Si llevamos bien la cuenta, estamos en la quinta ocasión que Ghostface ataca. Las quintas partes no tienen sentido: son más sobrenaturales, tienen más muertes innecesarias, y los personajes que salen en ellas no tienen nada que ver, usualmente, con las otras partes de la saga, ni siquiera con los planes del asesino.
-¿Cómo puede ser algo sobrenatural una situación así?-, preguntó Judy.
-Sólo hay que ver “Puñalada 5” o “Halloween 5” para poner sobre la mesa los papeles: en una hay un viaje en el tiempo, y en la otra el asesino tiene ciertos poderes mentales muy extraños. Estamos en el mundo real, así que estas cosas no pasarán. Sin embargo, el asesino puede valerse de recursos muy poderosos para cumplir con sus objetivos.
-Muy bien, eso nos queda claro. Sin embargo, en el radio dieron un ultimátum: esa persona quiere a Sidney Prescott antes de que Halloween termine, o sea, pasado mañana. Eso no tiene sentido. Si se supone que está en el pueblo, ¿por qué lo sabe y por qué nos hace buscarla?
Kirby reflexionó un poco acerca de la pregunta de Helen.
-Puede que no sólo sea una quinta parte de la saga…
-¿Entonces?-, dijo Judy.
-Será la conclusión definitiva. El final más esperado de toda una saga. Y en los finales así, debe de haber algo sumamente épico. Sólo recuerden el final de la trilogía de Batman de Nolan, Las Reliquias de la Muerte Parte 2 o El Señor de los Anillos: esas películas sueles terminar con una batalla sin igual y con la muerte de personajes muy emblemáticos…
-Cómo Dewey y Gale…
-Así es, agente Hicks. En todo caso, si estamos viendo la conclusión de una saga, las reglas no aplican. Incluso eso de que todos son sospechosos se anula. Ahora nadie lo es, sin embargo, eso es lo que el asesino busca. Puede también que regresen fantasmas del pasado…-, dijo Kirby, con nostalgia y preocupación.
-Otra duda: el asesino mencionó algo de su “nuevo relato”. ¿Qué no estamos hablando de películas de terror?-, dijo Cameron.
-Eso lo puedo explicar yo: el asesino está entrando a una nueva forma de ver el género-, dijo Malcolm.
-¿Cuál es?-, preguntó Helen.
-Bueno, ya explotó cuatro veces las películas de horror. Hace un tiempo me enteré de un incidente en un pueblo, donde el asesino usó de inspiración las series de televisión. Y ahora, nuestro homicida busca que le demos un buen pretexto para escribir un libro o una historieta de terror.
-¡Claro! Los creepypastas se han hecho famosos porque la gente no necesita mucho para poder subir a internet los suyos. Los relatos de terror, no lo hubiera imaginado-, dijo Kirby, impresionada por la conclusión de su amigo.
-Lo está tomando como una saga de libros para jóvenes, como Crepúsculo o Percy Jackson. Retoma lo que otros hicieron antes para hacer su propia versión de la historia. Él pone los personajes y los elimina como desee. Poe, Lovecraft, King, Stoker… Tal vez se esté inspirando en ellos y otros más para eliminarnos uno a uno.
-Lo que quiero entender es que, siendo el final de algo tan grande como esto, cualquier cosa puede pasar…
Kirby y Malcolm asintieron cuando Judy dejó de hablar. Todos se quedaron en silencio.
-Entonces hay que buscar a ese maldito, y darle una buena lección.
Judy negó con la cabeza y a Javier se le quitaron las ganas de levantarse.
-Nada de eso. No voy a permitir que nadie más muera. Propongo que nos quedemos aquí y pensemos en lo que vamos a hacer a continuación. Somos seis personas, así que si alguien resulta ser el asesino, los otros cinco estaremos dispuestos a lo que sea…
Todos se miraron, con rostros asustados y sospechosos. ¿En verdad alguien de ellos podría hacer algo tan horrible?

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
Licencia Creative Commons
Homicidio Mexicano por Luis Zaldivar se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 3.0 Unported.
Basada en una obra en http://letritayletrota1989.blogspot.mx/2012/09/homicidio-mexicano-luis-zaldivar-para.html.
Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden encontrarse en http://letritayletrota1989.blogspot.mx/2012/09/homicidio-mexicano-luis-zaldivar-para.html.