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sábado, 30 de mayo de 2015

X: Ars-Mental.

A finales del siglo XXI se desarrolló un nuevo tipo de arte, algo que revolucionaría para siempre el mercado y la forma de mostrar al mundo la capacidad creativa del hombre frente a la misma naturaleza y otras especies animales.
Se le llamó Ars-Mental, la combinación de representación artística con la capacidad mental del hombre. Según los principios de la ciencia noética, el pensamiento bien dirigido puede actuar sobre la materia, de una manera más o menos extensa, siempre y cuando el ejecutor tenga un poderoso poder sobre sus pensamientos dirigidos. Muchos trataron de efectuar estas nuevas obras artísticas sin el equipo necesario, incluso sin estar preparados del todo, por lo que sufrían las consecuencias más aterradoras de su insolencia.
Al final, después de mucho debatir, la Academia Mundial de Ars-Mental (que más bien funcionaba como una corporación global del género) se quedó con los derechos de la maquinaria para efectuar tales trabajos, además del nombre y de los permisos necesarios para realizar estas actividades. La misma Academia, junto con su trabajo de estandarizar el Ars-Mental, propuso a todo aquel interesado estudiar los principios del género artístico, sus métodos y técnicas, así como elevar el propio coeficiente de la mente para lograr tales empresas. De al menos 30 millones de aspirantes en todo el mundo, en cualquiera de las sucursales de la Academia, al menos 3000 se graduaban con honores, y no todos conseguían inmediatamente los permisos.
Uno de los egresados de la primera generación de Ars-Mental, Gregorio Szandor, se había convertido no sólo en un respetado artista, sino en mentor de muchos otros que deseaban conseguir el anhelado primer lugar de las academias. Gregorio ya contaba con 57 años cuando presenció una de las propuestas más interesantes y arriesgadas del Ars-Mental hasta la fecha. Se trataba de la tesis de titulación de una joven artista, Nora Mandel, quién pretendía usar la escenografía más grande hasta ahora propuesta por alumno alguno en el Ars-Mental.
Para este trabajo se dispuso de una enorme instalación al aire libre, colocada en las praderas. Esta consistía en una enorme estructura con forma de regadera, tan alta como un edificio de 30 pisos. Justo al lado de la estructura descansaban dos enormes pantallas holográficas de alta definición, que mostrarían no sólo la ejecución de Nora, sino las representaciones mentales de su trabajo. Para ello, la muchacha tendría que conectarse al aparato estándar de Ars-Mental, el casco de neuroactividad, con el cual no sólo sería posible elevar su ya creciente actividad cerebral, sino mostrar al mundo lo que su cerebro procesaba en ese momento, en imágenes reales.
Todos creían en la actividad neural de Nora, incluso el mismo Gregorio le había visto manipular objetos pequeños, moviéndolos sólo con la ayuda de su mente sin aparato alguno, después de años de entrenamiento y demás sesiones, en las que le ayudaban a su organismo a lograr el máximo necesario para pequeñas representaciones de Ars-Mental en papel o lienzos de tamaño pequeño. Esta vez, con la instalación artística más grande de la historia, Nora lograría algo que estaba más allá de lo que cualquier otro artista podría hacer jamás.

La instalación dio inicio con la llegada de Nora al centro de la estructura, bajo aquella enorme regadera. Le fue colocado el aparato neurológico, que consistía en un casco cerebral que se conectaba automáticamente a los nervios de su nuca y a todos los que se encontraban a lo largo de la columna vertebral, sin dolor alguno. Varios cables sobresalían de los costados del cableado cerebral conectándose directamente a las yemas de sus dedos. Todo el aparato abarcaba por completo la enorme estructura y las dos pantallas holográficas. A lo lejos, sobre plataformas instaladas a distancia segura, se encontraban varios miembros del equipo de Nora tomando lecturas y grabando todo el proceso. Gregorio Szandor los acompañaba para supervisar el trabajo de la chica.
Alrededor del mediodía empezó la muestra de Ars-Mental de Nora. La muchacha trataba de concentrarse en encender por ella misma la enorme estructura, la cual, con un chasquido, soltó el agua sobre sí misma, como una enorme cascada que retumbaba entre la instalación de metal. Después de que las pantallas mostraran sólo el rostro de la muchacha, empezaron a emitir colores diversos conforme el agua caía hacía el depósito del fondo, sin desperdiciarse, como en una fuente. El peso del agua hacía que Nora se tambaleara, pero jamás dejó la instalación ni canceló el proceso, se concentró hasta que sus dedos quedaron rojos y las yemas de los mismos le escocieran.
Con un poco más de fuerza de voluntad, Nora empezó a manipular el entorno a su alrededor, formando una cúpula de aire que la protegía del agua, y también a manejar los chorros de agua que caían cerca de ella, dibujando en su superficie formas geométricas simples. Era tal la cantidad de agua que los trazos de la muchacha se diferenciaban perfectamente con el caos de chorros que caían en picada directamente al depósito.
En las pantallas holográficas aparecían las mismas formas representadas por colores básicos. De repente, empezaron a dibujarse otras formas más infantiles pero complejas, como flores y animales sin forma definida. Estos mismos aparecían en el agua que la muchacha manipulaba con más tranquilidad que antes.
Cuando las figuras se volvieron más complejas, empezaron a escucharse los sonidos que emitían. El claxon de un pequeño auto, el trino de los pájaros y hasta el aullido casi real de un enorme lobo que se materializaba en el agua. El proceso neuronal de Nora para el Ars-Mental empezaba a relacionar los sentidos, hasta el punto de poder oler la fragancia de un pino que se movía al ritmo del viento en su cabeza, y no tan sólo en aquel recóndito lugar, sino también en el agua de la enorme instalación.
En lo más secreto de su mente, en la parte que aún la máquina no procesaba, Nora sabía que el momento del clímax había llegado, y que necesitaría toda su fuerza para culminar.
Desde el fondo de sus más oscuros secretos y recuerdos más vergonzosos, Nora dejó salir la verdad que quería plasmar con una fuerza casi sobrenatural. En las imágenes que aparecían en el agua y posteriormente en las pantallas, aparecía ella misma observando a una persona que todos en el lugar conocía. La voz tranquila de Gregorio Szandor brotaba del agua como música viva nunca antes escuchada.
-El Ars-Mental es la nueva puerta de la publicidad. Imagina las grandes posibilidades, Nora. Tenemos en las manos el control de lo que queramos, del pensamiento ajeno.
Nadie dijo nada, aunque todas las cámaras seguían grabando. Junto a los recuerdos de esta conversación, salieron imágenes que Nora había recreado en su imaginación, de una sociedad siempre mirando hacia arriba, gente que observaba en el cielo un enorme anuncio mundial, del dominio de la mente.
-Tenemos el poder de manipular la mente de cualquiera, de mostrarle cosas que jamás se habían visto y de conducirlos hasta el bienestar final. Ponerlos en contra del gobierno, de sus represores, darles mente propia controlada desde el fondo. Y después, ponerlos en su propia contra, unos contra otros, experimentar
Nora no podría controlar más las imágenes que provenían desde el futuro, desde un futuro que ella misma se había construido. El calor del fuego evaporaba el agua, y el olor de la muerte y el polvo nuclear inundaron la pradera. Junto al susurro de la voz de Gregorio, se escuchaba también el grito de alguien, que se multiplicó por miles y luego por millones.
-Imagina las posibilidades. Crear una conciencia colectiva tan poderosa que se comporte como un animal. Barrer con el mundo, poner al mundo a nuestros pies. Ser uno para siempre, poderosos e inmortales.
Con el último aliento, y soltando un grito desgarrador que se dibujó en el agua, Nora se dejó caer. Sintió que su mente le pertenecía de nuevo, dejando caer el agua sobre ella y cayendo de rodillas en el depósito de la regadera gigante. Las pantallas se apagaron y empezaron a humear, incluso una de ellas prendió en llamas. Los miembros del equipo se pusieron en acción, algunos para detener el flujo de agua y rescatar a Nora, quién estaba conmocionada y sollozante, y otros para apagar el incendio de la pantalla.
Algunos de los miembros del equipo retuvieron a Gregorio Szandor hasta que las autoridades de la Academia vieran los resultados de la ejecución de Nora, quién estaba recuperándose de su conmoción en un hospital cercano. Era claro que las palabras del profesor habían sido sinceras, considerando sus años como profesor quería obtener un beneficio más grande y peligroso para la humanidad. El Ars-Mental, según las autoridades, debía ser una expresión de la mente humana y no de la dominación de todas las demás. Sin embargo, aunque las autoridades aclararon los hechos, las malas lenguas aseguraron que el propósito de Gregorio Szandor respondía a intereses más grandes.

Y a ustedes, que leyeron estos diez cuentos, les quiero enseñar algo. Acaban de usar el método más sencillo y antiguo de Ars-Mental que se conoce, sin ayuda de ningún otro aparato más que sus computadoras o celulares. Han usado esta herramienta del futuro desde siempre, y hasta ahora se darán cuenta de su verdadero potencial. Porque no hay elemento más grande para ver el pasado y el futuro, lo que está y lo que no, que la imaginación, el verdadero Ars-Mental.
Los quiero mucho.


Luis Zaldivar, 21-30 de Mayo de 2015.


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