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jueves, 26 de febrero de 2015

Patrilagnia: Cuento 2, Capítulo Final (+18)



2.7

Una de las características propias de los seres alados es que pueden aparecer en varios lugares al mismo tiempo. La carga de sus trabajos se hace más ligera gracias a esta grandiosa habilidad, que aunque no les permite estar en todas partes al mismo tiempo, pueden bien dividirse en varios sitios, y cumplir sus propósitos lo más rápido posible.
Travis Ileman no podía creer lo que pasaba. Le había golpeado un ser alado con su enorme arco de madera, y amenazaba matar a su hijo. Estaba completamente seguro de haber escuchado pasos en el piso de arriba, lo que quería decir que Shawn estaba en peligro. Y su único pecado había sido amar a su propia sangre.
-No le hagas daño…
La criatura sonrió, moviendo las alas en señal de indignación. No iba a dejar que una simple súplica como esa le hiciera cambiar de opinión.
-Vamos, sabes que es imposible detenerme. Eres un simple mortal, y si algo puedo hacer bien es matarte si lo deseo. No te interpongas en mis planes…

-No te interpongas en mis planes.
La criatura alada no había dejado la flecha en ningún momento. Seguía apuntando directamente al corazón de Shawn, quién no podía moverse, y contemplaba a aquella cosa con ojos llorosos y el esfuerzo de querer hacer algo en su estado tan deplorable.
-¿Por qué? No quiero morir-, decía el muchacho con los ojos repletos de lágrimas y un dolor lacerante en las costillas.
-Tu padre y tú han tenido la osadía de enfrentarse a mis propios designios, muchacho. Hubieran tenido la consideración de mantener sus relaciones apartadas. Pero tenían que involucrarse más y más. Eso no puedo permitirlo.
La furia de la criatura hacía que los aparatos de la casa se encendieran y apagaran, al igual que las luces. En la tableta de Shawn podía escucharse Führe Mich de Rammstein en intervalos, como si la señal llegara desde un radio viejo.
Un silbido agudo y constante se dejó escuchar por toda la casa, colándose entre los muebles e incluso entre los poros de las paredes. Las ventanas empezaron a romperse, quebrándose tan fácil como hojas en otoño bajo los pies de las personas. Shawn intentó moverse, pero las punzadas en los costados no lo dejaban ir más allá de la orilla de la cama. Hizo un último esfuerzo, sintiendo el sudor recorrer su rostro lacerado, y sintió que la gravedad actuaba sobre su cuerpo, haciéndolo caer al suelo. Cayó boca abajo, y eso permitió que el dolor no fuera tan potente. Trató de arrastrarse lo más que pudo hasta la pared, moviendo los pies desnudos y las manos sudorosas que se le resbalaban al contacto con el suelo.
La criatura se elevó de un salto hasta la cama, posándose suavemente y sin dejar de batir sus enormes alas, las cuales movían el aire de la habitación como si se tratara de un huracán pequeño dentro de una casa. Las cosas empezaron a salir volando por todas partes, y uno de los cuadros de la pared, donde aparecía toda la familia Ileman sonriendo, cayó sobre la cabeza de Shawn, aunque no le hizo daño.
-Si te mueves, será difícil disparar, pero aún así…

-… lo haré.
La criatura parecía hablar consigo misma, con la mirada en el techo, mientras la casa empezaba a temblar desde sus cimientos. Travis se levantó como pudo, aunque sus piernas temblaban y no lograba mantener bien el equilibro. Con una mano en el estómago, observó a la criatura, con las alas extendidas y distraída. Sin pensarlo dos veces, corrió lo más rápido que pudo, directo hasta esa cosa. Cuando estuvo a unos centímetros, Travis soltó un grito.
Chocó contra la criatura, y aunque le derribó, había sido como querer tirar un árbol de un solo golpe. Le dolía todo el costado, y la cabeza le daba vueltas, pero logró enfocarse. Tenía a aquel monstruo en el suelo, con las enormes alas dobladas hacía arriba formando un arco, como cuando un cazador derriba a una hermosa ave en pleno vuelo. La criatura soltó un aullido de enojo y frustración, soltando el arco y la flecha. Levantó a Travis de los hombros, inmovilizándolo por completo, mientras este pataleaba para soltarse.
-¡Nadie puede matarme, maldito!-, gritó la criatura, con aquellos ojos rosas encendidos, casi rojos de furia. Lanzó el cuerpo de Travis al único lugar dónde le dio oportunidad. El padre de Shawn cayó de espaldas en los primeros peldaños de la escalera, aún manchados de sangre. No podía perder tiempo. El hombre se levantó y echó a correr hacia arriba, aunque el ser fue más rápido. Remontó el vuelo, y alcanzó a llegar hasta la cima de las escaleras, derribando con su velocidad a Travis, que cayó de bruces. Arrodillado, miró a su verdugo, formando una barrera con sus enormes alas. Pudo ver en su mente a Shawn, cerrando los ojos, acorralado por aquella cosa que estaría a punto de traspasar su cuerpo con aquella flecha.
-¡Por favor, no lo mates! ¡Mátame a mí, a mi hijo déjalo en paz!-, dijo Travis, con lágrimas en los ojos y el cabello volando en todas direcciones por el viento mordaz de las alas de aquella criatura.
La criatura le miró ahí, sumiso y desesperado. Veía en su corazón que decía la verdad, que, a pesar de todo lo que habían hecho, Travis sí amaba a Shawn como a él le gustaba que pasaran las cosas. Pero sobre todo ese amor, nublado entre las tinieblas del deseo y la desesperación de más placer, había una luz mucho más fuerte.
-Sacrificio. Travis Ileman, te sacrificas para salvar la vida de tu hijo.
No había amor más grande que el de alguien que da su vida para salvar a otra persona. Travis asintió, sin decir palabra alguna. La criatura le miró a los ojos.
-Muy bien-, y desapareció.
La casa dejó de temblar, y el viento sobrenatural amainó de repente. Las pocas cosas que se tambaleaban en las paredes o en los muebles cayeron antes de que la casa quedara de nuevo en el silencio sepulcral de antes.
Travis miró a su alrededor. En las escaleras no había nadie. Se había ido. Echó a correr de nuevo hasta la recámara dónde estaba su hijo, a pesar de que le dolía la espalda y las rodillas. Cuando llegó, encontró la recámara tan derruida y desordenada como toda la casa. Shawn estaba en el suelo, recargado precariamente en la pared, y cubriéndose los ojos.
Se acercó ante él, y le zarandeó. El muchacho soltó golpes y un grito de susto, pero al ver los hermosos ojos de su padre, se soltó a llorar, abrazándolo al instante. Travis tardó un momento en reaccionar, hasta que sintió el cálido abrazo de su hijo alrededor de su espalda. Lo tomó con cuidado, y lo levantó hasta la cama.
-Estás a salvo, campeón. Todo terminó, esa cosa se fue. Estaremos bien. Tenemos que salir de aquí…
Shawn asintió con rostro de miedo, tratando de contener el llanto y el dolor de las costillas rotas. Travis le dedicó su mejor sonrisa, a pesar de que tenía el rostro demacrado y algo golpeado. Se levantó de la cama como pudo y le revolvió el cabello a Shawn, haciéndolo sentir más tranquilo. Al darse la vuelta, una fuerza impresionante le empujó unos pasos hacia atrás. El dolor se hizo insoportable, y sintió que algo le atravesaba el cuerpo. Travis Ileman tocó con sus dedos la flecha de plomo que le había atravesado el pecho, saliendo por el otro lado, escurriendo sangre caliente de la punta.
-¡NO!-, gritó Shawn, viendo como su padre retrocedía y caía casi justo a su lado, con la flecha en su cuerpo, y la sangre manando de la herida. La criatura alada bajó el arco mirando la escena desde la puerta de la recámara. Sus alas volvían a ser hermosas y su rostro era triste, pero sereno.
-Tu padre se sacrificó por ti. Si no fuera por él, estarías muerto, y seguramente él también por desafiar el poder de la naturaleza. Lo lamento mucho. Estas cosas no deberían pasar.
Sin más, como un suspiro, aquel ser desapareció, dejando plumas de colores en el suelo.
Las sábanas de la cama estaban llenas de sangre, y las manos de Shawn impedían que saliera más, pero no podía. Sus lágrimas caían desde sus mejillas hasta el rostro de su padre, el cual estaba pálido.
-Lo siento Shawn… Yo te orillé a esto…
El muchacho negaba desesperado.
-No, los dos tuvimos la culpa. Lo siento mucho también, pa…
Travis Ileman tosió gotas de sangre fresca, y su último suspiro salió de su pecho, hasta que su cuerpo quedó inerte sobre el de su hijo, quién no podía moverse.
-No, no por favor, ¡no, no te vayas…!
Shawn soltó a llorar, y abrazó el cuerpo de su padre, quién ahora miraba con ojos inexpresivos el techo de la habitación. Su mejilla izquierda se manchó de sangre, pero no le importaba. Su padre había muerto, y era culpa suya.
Solos en la noche, rodeados de sus recuerdos rotos, Travis y Shawn no se dijeron una palabra más. El muchacho se soltó a gritar, pidiendo ayuda, hasta que los vecinos acudieron a su ayuda.
El amor podía ser un maldito desgraciado, pero siempre terminaba siendo justo…



Patrilagnia:
Contacto, en busca del placer genital, entre un padre y su hijo o hija.

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