2.7
Una
de las características propias de los seres alados es que pueden aparecer en
varios lugares al mismo tiempo. La carga de sus trabajos se hace más ligera
gracias a esta grandiosa habilidad, que aunque no les permite estar en todas
partes al mismo tiempo, pueden bien dividirse en varios sitios, y cumplir sus
propósitos lo más rápido posible.
Travis
Ileman no podía creer lo que pasaba. Le había golpeado un ser alado con su
enorme arco de madera, y amenazaba matar a su hijo. Estaba completamente seguro
de haber escuchado pasos en el piso de arriba, lo que quería decir que Shawn
estaba en peligro. Y su único pecado había sido amar a su propia sangre.
-No
le hagas daño…
La
criatura sonrió, moviendo las alas en señal de indignación. No iba a dejar que
una simple súplica como esa le hiciera cambiar de opinión.
-Vamos,
sabes que es imposible detenerme. Eres un simple mortal, y si algo puedo hacer
bien es matarte si lo deseo. No te interpongas en mis planes…
-No
te interpongas en mis planes.
La
criatura alada no había dejado la flecha en ningún momento. Seguía apuntando
directamente al corazón de Shawn, quién no podía moverse, y contemplaba a
aquella cosa con ojos llorosos y el esfuerzo de querer hacer algo en su estado
tan deplorable.
-¿Por
qué? No quiero morir-, decía el muchacho con los ojos repletos de lágrimas y un
dolor lacerante en las costillas.
-Tu
padre y tú han tenido la osadía de enfrentarse a mis propios designios,
muchacho. Hubieran tenido la consideración de mantener sus relaciones
apartadas. Pero tenían que involucrarse más y más. Eso no puedo permitirlo.
La
furia de la criatura hacía que los aparatos de la casa se encendieran y
apagaran, al igual que las luces. En la tableta de Shawn podía escucharse Führe Mich de Rammstein en intervalos,
como si la señal llegara desde un radio viejo.
Un
silbido agudo y constante se dejó escuchar por toda la casa, colándose entre
los muebles e incluso entre los poros de las paredes. Las ventanas empezaron a
romperse, quebrándose tan fácil como hojas en otoño bajo los pies de las
personas. Shawn intentó moverse, pero las punzadas en los costados no lo
dejaban ir más allá de la orilla de la cama. Hizo un último esfuerzo, sintiendo
el sudor recorrer su rostro lacerado, y sintió que la gravedad actuaba sobre su
cuerpo, haciéndolo caer al suelo. Cayó boca abajo, y eso permitió que el dolor
no fuera tan potente. Trató de arrastrarse lo más que pudo hasta la pared,
moviendo los pies desnudos y las manos sudorosas que se le resbalaban al
contacto con el suelo.
La
criatura se elevó de un salto hasta la cama, posándose suavemente y sin dejar
de batir sus enormes alas, las cuales movían el aire de la habitación como si
se tratara de un huracán pequeño dentro de una casa. Las cosas empezaron a
salir volando por todas partes, y uno de los cuadros de la pared, donde aparecía
toda la familia Ileman sonriendo, cayó sobre la cabeza de Shawn, aunque no le
hizo daño.
-Si
te mueves, será difícil disparar, pero aún así…
-…
lo haré.
La
criatura parecía hablar consigo misma, con la mirada en el techo, mientras la
casa empezaba a temblar desde sus cimientos. Travis se levantó como pudo,
aunque sus piernas temblaban y no lograba mantener bien el equilibro. Con una
mano en el estómago, observó a la criatura, con las alas extendidas y
distraída. Sin pensarlo dos veces, corrió lo más rápido que pudo, directo hasta
esa cosa. Cuando estuvo a unos centímetros, Travis soltó un grito.
Chocó
contra la criatura, y aunque le derribó, había sido como querer tirar un árbol
de un solo golpe. Le dolía todo el costado, y la cabeza le daba vueltas, pero
logró enfocarse. Tenía a aquel monstruo en el suelo, con las enormes alas
dobladas hacía arriba formando un arco, como cuando un cazador derriba a una
hermosa ave en pleno vuelo. La criatura soltó un aullido de enojo y
frustración, soltando el arco y la flecha. Levantó a Travis de los hombros,
inmovilizándolo por completo, mientras este pataleaba para soltarse.
-¡Nadie
puede matarme, maldito!-, gritó la criatura, con aquellos ojos rosas
encendidos, casi rojos de furia. Lanzó el cuerpo de Travis al único lugar dónde
le dio oportunidad. El padre de Shawn cayó de espaldas en los primeros peldaños
de la escalera, aún manchados de sangre. No podía perder tiempo. El hombre se
levantó y echó a correr hacia arriba, aunque el ser fue más rápido. Remontó el
vuelo, y alcanzó a llegar hasta la cima de las escaleras, derribando con su
velocidad a Travis, que cayó de bruces. Arrodillado, miró a su verdugo,
formando una barrera con sus enormes alas. Pudo ver en su mente a Shawn,
cerrando los ojos, acorralado por aquella cosa que estaría a punto de traspasar
su cuerpo con aquella flecha.
-¡Por
favor, no lo mates! ¡Mátame a mí, a mi hijo déjalo en paz!-, dijo Travis, con
lágrimas en los ojos y el cabello volando en todas direcciones por el viento
mordaz de las alas de aquella criatura.
La
criatura le miró ahí, sumiso y desesperado. Veía en su corazón que decía la
verdad, que, a pesar de todo lo que habían hecho, Travis sí amaba a Shawn como
a él le gustaba que pasaran las cosas. Pero sobre todo ese amor, nublado entre
las tinieblas del deseo y la desesperación de más placer, había una luz mucho
más fuerte.
-Sacrificio. Travis Ileman, te sacrificas
para salvar la vida de tu hijo.
No
había amor más grande que el de alguien que da su vida para salvar a otra
persona. Travis asintió, sin decir palabra alguna. La criatura le miró a los
ojos.
-Muy
bien-, y desapareció.
La
casa dejó de temblar, y el viento sobrenatural amainó de repente. Las pocas
cosas que se tambaleaban en las paredes o en los muebles cayeron antes de que
la casa quedara de nuevo en el silencio sepulcral de antes.
Travis
miró a su alrededor. En las escaleras no había nadie. Se había ido. Echó a
correr de nuevo hasta la recámara dónde estaba su hijo, a pesar de que le dolía
la espalda y las rodillas. Cuando llegó, encontró la recámara tan derruida y
desordenada como toda la casa. Shawn estaba en el suelo, recargado
precariamente en la pared, y cubriéndose los ojos.
Se
acercó ante él, y le zarandeó. El muchacho soltó golpes y un grito de susto,
pero al ver los hermosos ojos de su padre, se soltó a llorar, abrazándolo al
instante. Travis tardó un momento en reaccionar, hasta que sintió el cálido
abrazo de su hijo alrededor de su espalda. Lo tomó con cuidado, y lo levantó
hasta la cama.
-Estás
a salvo, campeón. Todo terminó, esa cosa se fue. Estaremos bien. Tenemos que
salir de aquí…
Shawn
asintió con rostro de miedo, tratando de contener el llanto y el dolor de las
costillas rotas. Travis le dedicó su mejor sonrisa, a pesar de que tenía el
rostro demacrado y algo golpeado. Se levantó de la cama como pudo y le revolvió
el cabello a Shawn, haciéndolo sentir más tranquilo. Al darse la vuelta, una
fuerza impresionante le empujó unos pasos hacia atrás. El dolor se hizo
insoportable, y sintió que algo le atravesaba el cuerpo. Travis Ileman tocó con
sus dedos la flecha de plomo que le había atravesado el pecho, saliendo por el
otro lado, escurriendo sangre caliente de la punta.
-¡NO!-,
gritó Shawn, viendo como su padre retrocedía y caía casi justo a su lado, con
la flecha en su cuerpo, y la sangre manando de la herida. La criatura alada
bajó el arco mirando la escena desde la puerta de la recámara. Sus alas volvían
a ser hermosas y su rostro era triste, pero sereno.
-Tu
padre se sacrificó por ti. Si no fuera por él, estarías muerto, y seguramente
él también por desafiar el poder de la naturaleza. Lo lamento mucho. Estas
cosas no deberían pasar.
Sin
más, como un suspiro, aquel ser desapareció, dejando plumas de colores en el
suelo.
Las
sábanas de la cama estaban llenas de sangre, y las manos de Shawn impedían que
saliera más, pero no podía. Sus lágrimas caían desde sus mejillas hasta el
rostro de su padre, el cual estaba pálido.
-Lo
siento Shawn… Yo te orillé a esto…
El
muchacho negaba desesperado.
-No,
los dos tuvimos la culpa. Lo siento mucho también, pa…
Travis
Ileman tosió gotas de sangre fresca, y su último suspiro salió de su pecho,
hasta que su cuerpo quedó inerte sobre el de su hijo, quién no podía moverse.
-No,
no por favor, ¡no, no te vayas…!
Shawn
soltó a llorar, y abrazó el cuerpo de su padre, quién ahora miraba con ojos
inexpresivos el techo de la habitación. Su mejilla izquierda se manchó de
sangre, pero no le importaba. Su padre había muerto, y era culpa suya.
Solos
en la noche, rodeados de sus recuerdos rotos, Travis y Shawn no se dijeron una
palabra más. El muchacho se soltó a gritar, pidiendo ayuda, hasta que los
vecinos acudieron a su ayuda.
El
amor podía ser un maldito desgraciado, pero siempre terminaba siendo justo…
Patrilagnia:
Contacto, en busca
del placer genital, entre un padre y su hijo o hija.
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