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miércoles, 27 de mayo de 2015

VII: Vídeo prohibido.

Se dice de un vídeo que está maldito, en parte porque incluye toda una sesión completa de sexo de una actriz casi desconocida llamada Bianca Amore con un sujeto desconocido, sino porque entre el celuloide se esconde algo siniestro que muy pocos han podido ver hasta el final.
Uno de estos “valientes”, quién ha subido su propia experiencia con el vídeo llamado “Bianca Amore lo recibe todo” a través de una entrada a su blog, describe la experiencia como algo aterrador en verdad. Consiguió la copia del vídeo en un casete de VHS de un amigo, quién aseguraba haberlo comprado en un mercado de pulgas, tan solo con la etiqueta que figuraba en el dorso del casete. Este muchacho, al vivir solo, no tardó en poner el vídeo después de que su amigo se lo prestara. No sabemos si el amigo ya lo había visto o tan sólo se lo prestó como algo circunstancial.
Después de la acostumbrada primera sección de estática, el vídeo empieza con la escena de una cama vacía. La fecha del vídeo sólo muestra 15 de Octubre, sin especificar el año, aunque lo que deduce este chico es que podría tratarse de los 80’s o 90’s. Aparece en escena Bianca Amore, una mujer de piel blanca y cabello negro, recogido en un elaborado chongo detrás de su nuca. Junto a ella se acerca un hombre, musculoso, que lleva ropa entallada y que, por lo que se ve, ya tiene una erección muy firme entre los pliegues de su pantalón de mezclilla.
La escena cambia abruptamente, cuando ambos ya están completamente desnudos, y ella le está dando el mejor sexo oral de su vida al hombre musculoso, quien sólo está recostado en la cama, boca arriba, disfrutando el momento y soltando gemidos. La calidad de la grabación es deficiente, pero parece que alguien los está grabando, ya que la cámara se mueve conforme los deseos de quién la porta, grabando de repente a la mujer chupando y después la cara de placer de su acompañante.
Después de otro corte, y de una serie de zumbidos y rayones en la imagen, aparece una nueva escena, desde una toma diferente, donde se ve a Bianca siendo penetrada por su acompañante, de forma alternada: durante unos minutos el enorme pene del hombre musculoso entra en la vagina de la actriz, y en otra escena entra por el ano, y es cuando se escuchan los gemidos aún más y más fuertes por parte de ella. La fuerza con la que Bianca es penetrada analmente es suficiente para que ella experimente un squirt, es decir, la llamada eyaculación femenina. El hombre se deleita con lo que la actriz ha hecho, y la sigue penetrando en repetidas ocasiones, apretando sus senos con firmeza.
El muchacho que describe todo esto declara que se sintió tan bien viendo el vídeo que empezó a masturbarse, aunque la imagen empezó a fallar y se escuchaba otro audio pegado con el que originalmente mostraba la película. Al fondo había una plática entre dos hombres, y aunque no pudo escuchar bien lo que decían, distinguió palabras como “grabar”, “invisible” y “señor”. Lo que más le llamó la atención era que, a pesar de las escenas sexuales, ni Bianca ni su compañero parecían “saber” que los estaban grabando.
La escena volvió a cambiar, esta vez, grabando el rostro de Bianca, mientras estaba en la posición de perrito, siendo penetrada por detrás por su compañero, quién la sostenía de las caderas y la empujaba casi con violencia. A cada embestida, los senos de la actriz se movían hacía delante de manera rápida y muy constante. La cámara se mueve un poco hacía arriba para captar el torso y el rostro del actor, quién gemía de placer al penetrar a Bianca de aquella brutal manera. Sin embargo, se alcanza a distinguir algo detrás de él, y es precisamente ahí donde muchos no han podido ver más allá.
Nuestro amigo narra que, al enfocar la cámara en el espejo detrás del actor, se muestra la identidad del camarógrafo. Sin embargo, no es algo fácil de ver. Es como si la imagen viniera de otra grabación superpuesta, una sombra negra que se distorsiona en otras formas más. Se alcanza a ver un hombre con traje, una mujer de pantalón, otro hombre desnudo y hasta un anciano, todos ellos sosteniendo por turnos la cámara y alternando con la sombra negra. En un determinado momento, la figura ya no muestra una silueta humana, sino algo que parece más inhumano, largo, hecho de materia negra, y con ojos que pasan del blanco al rojo.
La cámara vuelve a dejar de hacer zoom, para enfocarse una vez más en la pareja, quienes han cambiado de posición, esta vez, para grabar como el actor eyacula sobre la cara y el pecho de Bianca. Después, él empieza a masturbarla, para causarle un nuevo squirt, esta vez más potente que el anterior. La cámara se aleja, saliendo del cuarto y azotando la puerta de la recámara. Desde atrás llega un grito de mujer, y la voz del hombre que grita:
-¿Qué fue eso? ¿Quién anda ahí?
Después, el vídeo termina con al menos dos minutos de estática.
Nuestro contacto en el blog aclara que, después de sentirse intrigado y hasta excitado, el miedo que le provocó ver aquello en el espejo le hizo pensar que, después de todo, ese vídeo no era la clásica escena porno de cualquier celebridad haría y que después se filtraría. Era más bien como un plan para ver si algún experimento funcionaba. Los distintos rostros en el espejo le dan a entender que tal vez muchas dimensiones se mezclaron en ese momento, o cuando eres invisible, la tela de la realidad se rompe, mostrándote con distintas facetas.
Dice que, en sus sueños, sigue viendo aquella cosa de ojos blancos y negros, que acecha detrás de todos los espejos, con una cámara que salpica semen y que tiene dientes que devoran carne. Después de ver el vídeo, le contó a su amigo el hecho, y ambos decidieron que deberían abandonar el vídeo en cualquier otra parte donde nadie más pudiera sufrir los efectos aterradores de aquellas extrañas visiones. 
Hasta la fecha, no hay copia en Internet de dicho material, y las identidades de Bianca Amore (si es que ese era su verdadero nombre) o del actor que la acompañaba siguen siendo un misterio. Tampoco se sabe quién o qué grabó aquellas imágenes.


viernes, 27 de febrero de 2015

Alorgasmia: Cuento 3, Capítulo Final (+18)



3.7

-¡Corte! Se queda…
Todos aplaudieron al final de la escena, incluso Alicia Grant, la actriz principal quién interpretaba a Melinda y a Lynda en esta película de misterio. Las grabaciones de “Besos Ajenos” habían comenzado apenas hacía unos dos meses, y con tan poco presupuesto, había sido una de las mejores decisiones en la carrera de Thomas Abernathy, quien fungía como director y actor ocasional en su propia opera prima.
Aquella noche se grababa una de las escenas más complejas, dónde Alicia, junto con el actor que interpretaba a Marco, estaba rodeada de criaturas del espacio, y le mostraban a su bebés, un híbrido de verdad feo que había sido generado por computadora para darle más realismo. Las pantallas verdes rodeaban a todo el elenco aquella noche, y lo hacían en una espectacular bodega del primer piso de un edificio en Nueva York, el cual había sido cerrado por el dueño para darles privacidad absoluta. Una mujer quiso entrar por la puerta principal, pero obviamente los de seguridad tenían prohibido dar acceso a personas desconocidas.
Thomas no se había aparecido, y había dejado al director adjunto, Martin Shuester, a cargo de todo. Alicia se acercó a él, mientras sus compañeros de grabación salían a refrescarse un poco al pasillo.
-¿Dónde está Thomas? Creo que no lo hice tan bien, parecía falso. Ni siquiera me la creí que esa cosa estuviera dentro de la caja.
Martin la miró extrañado y sonriendo al mismo tiempo. Sabía que Alicia era buena en lo que hacía, pero definitivamente nunca creyó que su primera oportunidad en el cine sería con una película muy rara en verdad.
-Todo va a estar bien, ya verás. Lo haces de maravilla, yo siempre me lo creo cuando Thomas me enseña las ediciones finales. Ve y descansa un poco. Haremos la escena del trato en media hora, ¿está bien?
Martin le dio un beso en la mejilla y se alejó, regañando a los maquillistas para que no maltrataran demasiado uno de los trajes de látex de las criaturas espaciales.
-¿El trato?-, se dijo a sí misma Alicia, como si de repente hubiese olvidado el guión. La escena versaba que, si Melinda hacía un trato con los extraterrestres, la dejarían ir con sus recuerdos intactos y su vida pasada. Cerró los ojos un momento, sintiéndose cansada y un poco mareada, y caminó directo hasta su camerino.
En realidad, era una oficina pequeña que habían acondicionado para que la joven actriz pudiera cambiarse y tomarse una que otra siesta. Entró en ella, y la suave iluminación ayudó para que se sintiera más tranquila. Se sentó en un pequeño sofá al otro extremo, y se dio cuenta que había dejado la puerta abierta. Se levantó para cerrarla, pero esta empezó a hacerlo por sí misma. Detrás de ella estaba Thomas, escondido y con una sonrisa amplia y muy agradable. En sus manos sostenía un pequeño ramo de rosas rojas.
-Sorpresa, mi hermosa protagonista-, dijo él, acercándose a Alicia, y entregándole el ramo. La joven actriz abrió la boca, sorprendida y halagada.
-¡Vaya, Thomas, muchas gracias! Siéntate por favor.
Mientras ella buscaba dónde poner su ramo de rosas, él se sentó en el sillón donde ella estaba a punto de descansar. Alicia encontró la jarra de la cafetera en el suelo, llena de agua, y puso las flores ahí, mientras pudiera conseguirse un florero decente. Colocó la cafetera en el tocador, junto a los productos de belleza.
-¿Te molesta?-, dijo Thomas, mientras sacaba su celular y ponía una canción. Era extraña, le daba un aire a las canciones viejas de los años 50’s, pero con un tono más moderno. La voz era de un hombre, distorsionada con la ayuda de algún sintetizador.
-¿De quién es la canción?-, preguntó Alicia. La voz del cantante le daba escalofríos.
-Se llama Bad the John Boy, de David Lynch. Inspiradora yo creo…
Y era verdad: Thomas había retomado mucho del trabajo de Lynch, como director, para hacer su propia película de misterio.
-Quisiera usarla en los créditos finales. Sólo habría que conseguir el permiso.
Alicia asintió, mirando a Thomas mientras éste ponía su celular junto a la cafetera con las flores. La música inundó el lugar, con una cadencia lenta, pero muy poco romántica. Daba miedo.
-Te extrañé en toda la grabación. Dice Martin que salió excelente, pero lo dudo.
-Fui por tus flores y a arreglar algunos asuntos antes de continuar. Prefiero no dejar nada pendiente, querida. Quería preguntarte algo, si no veo inconveniente en hacerlo.
-Para nada, Thomas. ¿Qué pasa?
El enorme actor se levantó del sillón, y se acercó poco a poco a Alicia, quién se dejó llevar por sus enormes manos cuando la acercó a él, aunque Thomas sintió algo de resistencia de su parte.
-Recuerdas que, cuando viniste a verme para lo del casting, me dijiste que harías cualquier cosa por obtener el papel. A pesar de todo, te dejé ser la protagonista, sin más que tus referencias y tu talento. ¿Aún estás dispuesta a hacer lo que sea?
Alicia percibió dos cosas de Thomas Abernathy en ese momento: su ligero aliento alcohólico cerca de su boca, y una erección enorme entre sus pantalones.
-No… no sé a qué te refieres…
Thomas acercó su boca al oído derecho de la actriz, y le susurró dulcemente:
-Recuerda quién eres, Melinda…
La voz masculina de Thomas hizo que Alicia se sintiera excitada, y sin embargo, el tener tan cerca al actor con quién compartía el set sin ningún afán profesional le hacía sentir temerosa e incómoda. Empezó a empujar a Thomas, pero este no deseaba soltarla.
-Basta, Thomas, por favor.
-No, Melinda. Sé lo que sientes cuando estamos grabando y te llamo así. Te excita sentirte como ella. Vamos, Mel, no te resistas…
-¡Thomas, basta!
Alicia empujó más fuerte a Thomas, quién la soltó de repente, dando traspiés hacía atrás. El hombre empujó son su enorme espalda la cafetera con las flores, derramando el agua hasta la toma de corriente de la oficina. Thomas sintió el agua a través de sus mocasines de piel, pero no venía sola: la potente corriente eléctrica lo hizo saltar hacía delante, cayendo al suelo retorciéndose. Alicia soltó un grito y retrocedió, subiéndose al sillón de la estancia. La luz del techo soltó un estallido, y todo el lugar se quedó en la penumbra. La chispa del foco saltó hasta dónde estaba el biombo de papel y madera que la muchacha usaba para sus cambios de vestuario, y este se incendió al instante.
El fuego continuó hasta la alfombra y el mueble de la muchacha, y con el resplandor mortal Alicia pudo ver el cuerpo de Thomas ahí en el suelo, con las venas negras surcándole el rostro y los ojos rojos, humeantes.
-Dios, lo maté…
Reaccionó antes de que el fuego alcanzara el sofá. Saltó más allá del cadáver de Thomas Abernathy, y sin tomar nada, salió corriendo de la oficina. En el pasillo no había nadie, afortunadamente para ella, por lo que caminó despacio hacía el final, dónde la esperaba una puerta solitaria. Era la puerta de servicio, la que daba a un callejón justo detrás del edificio. Estaba medio abierta, aunque recordaba que Thomas había dicho que todo debía de estar cerrado, para guardar mejor el secreto de su trabajo.
Caminó como si nada hasta la puerta, verificando que no viniera nadie, ni desde el pasillo adjunto ni desde las escaleras. Cuando abrió la puerta del todo, entró un frío aire que le hizo cerrar los ojos. Tenía la piel congelada de repente, pero no quería estar ahí dentro para cuando encontraran el cuerpo de Thomas. Ella lo había matado, y la culparían por eso. Ahora, más que nunca, Alicia estaba en problemas.

Pasaron al menos dos horas cuando el incendio se había extendido por todo el primer piso. Los bomberos habían llegado en vano, porque el fuego no podía extinguirse tan fácil. Pero Alicia no se había quedado para ver la desgracia. Había corrido hasta llegar a otro callejón, más apartado del edificio, y se había escondido entre los contenedores de basura verdes que había en casi todas partes.
Ahí no la encontraría nadie. Tampoco le achacarían el homicidio de alguien. Tal vez el cuerpo de Thomas sería irreconocible, si es que sus dientes tampoco se hubiesen salvado al desastre. Podrían creer que ella estaba muerta, y cómo él había desaparecido, sería el perfecto homicida de su estrella principal.
Sin esperar a confirmar si esto podía darse o no, Alicia se sentó sobre el frío suelo del callejón. Estaba asustada, y debía relajarse. Sintió sus dedos en el borde de su bikini, debajo de su falda. Empezó a masturbarse, creyendo poder ver a Thomas frente a frente, como si fuera él quien la penetraba.
Tenías razón, amor, se dijo a sí misma, mientras tenía un orgasmo espectacular. Soy Melinda.
Siempre he sido Melinda.



Alorgasmia:
Parafilia sexual que lleva a una persona a pensar en otra diferente con la que está compartiendo un coito.
 
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